viernes, 30 de octubre de 2009

dibujo

de HOY. El verde es por los árboles, el rojo por la cumbia, el gris es por las nubes que están como pelopinchos por explotar. El gato es Orri. El amarillo se coló, siempre se cuela.



cumbia!

Quiero escribir una cumbia, mientras en el cielo se acumulan los gotones. Y voy a empezarla diciendo que no quiero que la idea de lo cursi me moleste.
¡Idea mosquita muerta! ¡Tomatelás!
Porque miro por la ventana y hay árboles tan verdes resaltando sobre el gris que me dan ganas de escribir y de morirme y nacer. Y ojalá hubiera nacido con el don de escribir poesía, pero no. Me gusta pensar en cumbia, en menear de aquí pa' allá. Y los árboles se menean también.
Bailen pensamientos bailen! Bailen de corazón, sí señor! Sin policías ni militares vamo' a vivir mejor!


martes, 27 de octubre de 2009

mirtha

Soñé que estaba de viaje con amigos. Estábamos cenando en una mesa larga. Comíamos arvejas pero las llamábamos habas. Al lado mío se sentaba Mirtha Legrand, compartíamos el plato. Yo pelaba las habas de Mirtha y mías, pero en un momento tenía que hacer nosequé y me iba, entonces ella se hacía cargo de la actividad. Cuando volvía, Mirtha me devolvía el quehacer con un gesto despectivo, y yo enojada le decía "Ay, ay, enseguida, MIRTHA LEGRAND"

canción de hoy

lunes, 26 de octubre de 2009

Aquí un breve relato mío

que salió publicado en la revista Babia. Está inspirado en esta tira del dibujante Kioskerman.


Melancolía del futuro

 
Hay una habitación con las luces apagadas en donde hay una chica que está intentando dormir y mientras intenta dormir, piensa.

Se ve un globito de pensamiento, como cuando en las historietas un personaje cuenta ovejas que saltan un cerco.

Piensa en la ropa que está preparada en la silla al lado de la cama, en la que está en el laverrap, en que mañana tiene que ir al laverrap y después pagar cuentas, y que ojalá haya sol todo el día, y ahora se le ocurre que podría ir a visitar a una amiga a la salida del trabajo, o tomar algo en un bar que tenga mesas en la calle, es hermoso que falte tan poco para la primavera pero todavía sigue usando medias, las que están sobre la silla y que buscó en el laverrap la semana pasada.

No son ovejas las que cuenta. Son tazas de café y mesas de bar y señores que atienden un pago fácil saltando el cerco.

Como no se puede dormir, sigue: la comida del mediodía, el plan del fin de semana, los del verano. El mar, las montañas, el campo, ¿vivir en la ciudad o vivir en el campo? ¿Cuándo uno decide que ya tuvo suficiente con la ciudad?

Y casi se está quedando dormida pero llega el gato que se acomoda para dormir, por qué tardará tanto siempre en encontrar un lugar para acomodarse; entonces se vuelve a ver el globito de pensamiento en el que ahora hay un fogón del próximo verano y ella está sentada ahí, y se acerca un chico, se miran y entienden todo. “Nos miramos y entendemos todo”, piensa la chica. Entonces claro, hay una elipsis importante y el chico vuelve a aparecer en la misma habitación en la que ella intenta dormir, pero de día y acariciando al gato. Él quiere al gato tanto como ella. Tanto no, pero casi.

Y después se ve un asado, y en el asado una amiga de ella y uno de él también se enamoran y al siguiente verano se van a la playa los cuatro, pero en un punto hay algo que ya no es lo mismo, le dice ella a su amiga en una escapada que se hacen para charlar en un médano.

Justo ahí se escucha un ruido que no se sabe bien de dónde viene y el globo de pensamiento desaparece.

El gato se pone alerta y mueve las orejas como si fueran girasoles sonámbulos. Hasta que él no se tranquiliza, ella no se tranquiliza.

Se escuchan más ruidos y ella se asusta un poco más en serio. ¿O será sólo alguien que salió de la casa tarde y se le cayó algo, o una ventana abierta, un pájaro, un viento que movió alguna cosa, y ella está pensando todo esto sólo porque está entre sueños? Aunque el gato todavía no está del todo seguro y esa es la única llamada oficial a la tranquilidad.

Unos segundos más, casi un minuto.

El gato dobla por el pasillo hasta la cocina, ella lo sigue sigilosa pero él ya cambió de tema y está comiendo.

Por la ventana se mueve el viento que mueve cosas en muchos departamentos y en el suyo también, y ella mientras tanto hace algo, como abrir la heladera o apoyarse en la mesa, y vuelve a la cama. Lo llama al gato, al gato protector que dio la señal que le devuelve el futuro, y volvemos a la escena del asado.

miércoles, 21 de octubre de 2009

más dibujos

Como verán, estuve trabajando un poco. Hice esta cosita cursi para la cabecera del blog. No me levanté temprano, igual. Lo hice a la noche en un arranque de ganas, como hago casi siempre las cosas, porque a veces, como anoche, la actividad se me mezcla con un montón de pensamientos coloridos y festivos y siento que no puedo desperdiciar el momento. Ayer mientras dibujaba y charlaba con mi hermano iba atajando un montón de fichas que caían como regalos de piñata. Y cada tanto paraba y decía: Qué Bucay que estoy! Tengo que dedicarme a la autoayuda, me parece.
Pero bueno, pasemos rápidamente a lo material para no quedar atrapados adentro de la piñata (siguen las enseñanzas del Licenciado Coso, amigo de Rolón.)
Estos son los dibujos que más me gustaron de los que hice cuando tomaba clases, en la primera mitad de este año. El primero es el más lindo de toda una serie de perros y el segundo un autorretrato.




Gracias a estos dibujos mi relación con los perros cambió notablemente. Lo que la ficción puede hacer por la realidad.


Mapa.

martes, 20 de octubre de 2009

ansiedá

A mi hermano le regalaron un lápiz óptico. Ay ay, es una hermosura. Encima me estoy reencontrando con el genial photoshop. Puedo estar horas buscando herramientas para agregar detalles, seleccionando con el mouse muy despacio toda una zona para pintar y que no manche lo demás (esto se simplifica mucho con el lápiz), haciendo gotitas y puntitos, combinando colores.
Hoy hice unas cosas que no me gustaron,  me quise hacer la canchera y obtener resultados rápidos y como me quedó cualquier cosa abandoné y me puse a hacer un retrato de la ansiedad para ablandar la mano. Helo aquí:




El plan es levantarme relativamente temprano para seguir investigando en el horario en que mi hermano está trabajando. Espero lograrlo. Pero me digo a mí misma como me dijo una vez una profesora de teatro: "no anuncies, Coso, hacé."
Prometo que mañana posteo para decirles si fracaso en todo o soy una genia organizada.

domingo, 11 de octubre de 2009

mudanza

Hoy me mudé.
Un rato antes de eso, en la puerta de mi actual ex casa me encontré dos afiches con pinturas japonesas preciosos y me los guardé.
Pensaba en los pósters y en mi potus-que-no-se-murió (que viajaba en una canasta de mimbre) cuando me cansaba de subir las cosas y mirarlas y pensar en ellas, porque es inevitable pensar en ellas cuando están formando parte de semejante paisaje: adentro de una gran caja con ruedas, a plena luz del día, todas juntas.
La verdad es que ellas se portaron muy bien. No hubo problemas de resistencia a los traslados como tamaño excesivo en algún mueble, roturas, etc. Se las veía tranquilas. Eso me tranquilizaba un poco a mí, que no estaba tranquila para nada. Supongo que será porque el día anterior las había estado guardando con bastante dedicación, aprendiendo el arte de la cinta de embalar: hay que acompañarla, hacer que se amolde a las formas despacio. No se la puede dejar que vaya como quiera porque se agarra de todo con desesperación. Es fuerte para ser una cinta. (Para una persona de naturaleza torpe estos son grandes descubrimientos y producen mucho amor hacia la vida)

Después, deslizar todo sobre las ruedas del flete por la cuadrícula de la ciudad.




Habiendo descargado todo ¡por fin! me dormí una siesta que empezó a las 11 de la mañana y terminó a las 3 y media de la tarde. Y como dormí tanto y tan profundamente, tuve un sueño largo y organizado, como una escena de una película. Era una escena de amor entera, con detalles y con pausas, en un salón gigante y vacío. Cuando el protagonista y yo nos besábamos, un montón de gente que no sé bien cómo aparecía empezaba a caminar hacia la salida del lugar pasando por atrás nuestro. Caminaban de manera normal, sólo salían, pero eran tantos y vestidos de tan lindos colores que armaban una coreografía de fondo para el beso.
En la escena siguiente el chico me decía que me iba a mostrar un video en el que se decía que Tom Cruise había puesto una bomba en Nueva York.

Me desperté con un buen humor inusual para un post siesta, y vino Aurelio (ya hablaremos de él) a ronronear y dormir mientras yo tomaba mate y hacía zapping.
Ok.

Ok.

jueves, 8 de octubre de 2009

lloren chicos lloren

Una canción de Rosario Bléfari que escuché mucho yendo a la costa en micro.
En micro, en soledad y en verano, los pensamientos se mecían en el pasto hasta que entraban por un agujero a la tierra y al rato volvían a salir dándole la cara al mediodía y poniéndose chinitos; y yo con ellos.

Imposible
Para comprobar
para comprobar
que todo es cierto, que nada es real
yo quisiera soñar y ser tu sueño esta noche

Quisiera extenderme por el pasto y en silencio
hasta tus mejillas dormidas
para respirar con tu ritmo
en la oscura inmensidad
donde cercanas las estrellas
hablan de tantas cosas
que me obligan a callar.

Es imposible
es imposible
tan imposible como invisible es
mi voluntad
donde lejanas las estrellas
hablan de tantas cosas
que me obligan a callar.

martes, 6 de octubre de 2009

Orri



Pobre Orri.
Este gato fue rescatado de una inundación cuando era un recién nacido. Lo rescató Alda, la autora del videíto, y después lo adoptó mi hermano Juanno.
Ahora vive en la casa de mi madre.
No queremos que piense que está condenado al sufrimiento, pero la realidad no ayuda: en la casa de mi madre debe vivir aislado porque Maní, la gata-reina-del-departamento-y-de-todo-San-Cristóbal, lo quiere asesinar. Sabemos que la reina es capaz de llegar muy lejos, y voy a contar una anécdota que lo prueba:
Hace unos años encontré una gata en la calle y la llevé a esa casa. Cuando la apoyé en el piso de su jurisdicción, Maní se abalanzó sobre ella con una furia que yo nunca había visto, de la selva. La nueva se escabulló pero Maní la corrió hasta el balcón, hasta el borde del balcón, hasta que la chiquita tuvo que elegir entre las garras de la Tigresa Acuña enfurecida o el abismo de cinco pisos, y eligió el abismo.
Oh Dios mío.
Bajamos (mi mamá, mi hermano y yo) todos en chancletas esperando la imagen horrenda, pero estaba el verdulero que nos dijo: "ví un gato caer y rodar en el cajón de naranjas, salir corriendo y meterse en el motor de mi auto"
Ahora el peligro era el motor. Enchancletados mirábamos los ojos amarillos de la gata muerta de miedo sin saber cómo sacarla. Yo todavía temblaba.
Recién cuando nos fuimos salió. No quería saber nada con nosotros y estaba en su derecho. No sé qué habrá pasado con ella, supongo que habrá vuelto a las calles pero peor: en un barrio nuevo.
No importa, está de más hablar de cómo la buena acción de un día soleado se convirtió en algo horrible. Acá la cosa es: Orri vive en el aislamiento. Como un artista atormentado. Le tiene miedo a la gente, pero cuando entra en confianza es prácticamente pornográfico. Y además es hermoso, parecido a un zorrino flaquito y muy liviano. Y tiene unas manchas negras irregulares (observen su bigote) que le dan muchísima onda. En el fondo, él lo sabe.

jueves, 1 de octubre de 2009